El cielo grita. Supongo que de desesperación, quizás de tristeza. También lanza flashes al aire, quizás se ha convertido en una cámara de fotos improvisada.
Clau y Joss no se han visto desde aquel día en la cafetería. Todo fue bien, genial, diría yo. Se conocieron un poco y vieron que tenían muchas más cosas en común de las que parecía. Música, ciudades, nada de deporte y, por qué no decirlo, rareza. Pero por circunstancias desconocidas, no volvieron a verse. Y aunque no se atrevían a llamarse, el uno no dejaba de pensar en el otro. Así que un día ella hizo de tripas corazón. Fue a la estación donde se conocieron, y desde ahí lo llamó.
- ¿Joss?. - Al otro lado del teléfono él no puede creer lo que escucha y mil mariposas se mueven sin parar. Pero disimula.
- Sí, ¿quién es?
- Esto... soy... Clau. ¿Te acuerdas de mí?
- Oh, ¡Clau! Claro que me acuerdo de ti.
- ¿Qué tal estás?
- Muy bien. - Y aquí empieza a declararse, por así decirlo.- Quizás echándote de menos más de lo normal y no atreviéndome a marcar tu número por si te habías olvidado de mí. Quizás pensando si ir a verte, o si quedarme aquí, viendo pasar la oportunidad de mi vida. ¿Dónde estás?
- En la estación. Ven a por mí.
- Voy ahora mismo, amor.
Clau se queda sin palabras. Amor. Esa palabra no se le dice a cualquiera, o quizás sí. Pero no con ese tono de voz. Y aunque no quiera admitirlo porque ella nunca se ha enamorado a primera vista, en su interior también se mueve algo.
Y el cielo deja de gritar, solo lanza fotos. Y los captura a los dos en ese momento mágico.
Pd. Pasad por este blog: http://muerdetelacola.blogspot.com/ me dio un premio y creo que esta es la mejor manera de agradecérselo infinito. :)
ohh mon amour, quiero más más más. Y que vivan las rarezas
ResponderEliminarMe encanta lo del cielo sacando fotos!! Por cierto, te sigo :)
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