martes, 29 de marzo de 2011

¿Te he dicho alguna vez que te quiero? ♥

Hoy hacemos un pequeño paréntesis en mi blog para llenarlo con las palabras que le he dedicado a la niña más bonita que hay en el mundo entero. :) 



(¿Qué día es hoy? ¿29 de marzo? Creo que tenía algo importante que recordar… bueno, no importa si no lo recuerdo… Será que no era tan necesario como pensé.) Pero sin saber por qué, me he levantado queriendo hacer algo por mi Belén Listapan. Y a parte de los abrazos que le he dado en clase, y de los que le doy día sí, día también… pues he pensado en hacer algo que más o menos se me a bien: escribirle algo. Aquí no voy a poner una de mis fantásticas historias, voy a poner todo lo que te quiero pero con más de ocho letras.
Ahora es cuando viene el problema… ¿qué pongo? Gemma, tienes que ponerle cosas bonitas, que le lleguen, hasta que llore! (Espero que estés haciéndolo ya, guarrilla.)
Así que empecemos. Lo primero de todo: ¡FELICIDADES! Y bueno, en realidad tampoco es que haya mucho que decirte, “porque ya lo sabes todo, porque tqm, porque eres de lo mehó que hay…” lo típico. Pues NO, se equivoca, yo no le voy a decir todo eso, porque no es verdad. No sabes todo lo que te puedo llegar a querer ni todo lo que puedes significar para mí. Por supuesto tampoco sabes que el año que viene si no estoy aquí (o sea, seguro) voy a echar de menos tus “buenos días” sosos de todas las mañanas, tus abrazos un poco más entrado el día. Voy a echar de menos cogerte los pies mientras haces el pino en acrosport y abrirte de piernas durante ocho segundos. También echaré de menos que cuando esté mal tenga una casa donde ir, y que haya unas mantas con flores que también hacen forma de clave de sol para dejar de llorar, que me escuches, que me digas: “Como hagas eso me enfadaré” y decirte que me da igual que te enfades; que me enseñes a hacer cosas en el ordenador que no sé por cateta, echaré de menos a tu pelo de lana, a tus manillas chicas que pueden coger dos vasos en una… Pero ¿sabes qué es lo que más voy a echar de menos, con diferencia? A ese corazoncillo que hay debajo de ese pechillo. :)
También tengo que decirte que (aunque sé que lo habrás hecho) espero que hayas disfrutado mucho de tu día estudiando literatura. Pero que espero que disfrutases mucho más el sábado durante todo el día, que me consta que así fue. :) Listapan, ¡que te quiero, que te quiero mucho! Y que en principio esto no iba a ser largo, ni nada. Ni siquiera sé si cuando lo coloque donde pretendo lo será, pero lo importante es que estas letras formando sílabas y estas a su vez palabras, te hayan gustado o al menos te hayan hecho esbozar una mínima sonrisa. Con eso me doy por satisfecha. Y creo que lo habrán hecho :) (si no, puede que te mate, no me lo hagas seguro pero… es un 90% de posibilidad.)
Ah, y por último pues que... muchas gracias, pocas personas hacen lo que tú haces por mí. Y espero que nunca dejes de hacerlo, porque la verdad es que me sirve de mucho. Prometo estar aquí siempre también.
Y como ya te dije anoche… que seas muy feliz y que esté yo para verlo.



domingo, 20 de marzo de 2011

Tú puedes ser presente.


Corría, corría asustada, sin mirar atrás. Bueno, intentándolo simplemente. Esa voz que la llamaba la incitaba a mirar, la incitaba a dar un paso atrás. Pero ese podía ser un paso en falso. Así que no. Iba a ser fuerte... por mucho que no pudiese, lo iba a ser. Siguió corriendo y se chocó con alguien. Era alguien alto, pues ella se chocó con su pecho. Levantó la mirada, asustada y pidiendo con ella que no le hiciese nada.. Una mano grande y gruesa la rodeó. "No tengas miedo" Le dijo. Ya estoy aquí, ya nada te va a pasar... Ya ese Pasado no te cogerá. Ella intentó reconocer su rostro, su voz. Pero no, no lo consiguió. Y es que era imposible, pues nunca lo había visto... se llamaba Presente, y era alguien atractivo y con ganas de vivir. Pasado también era así, y lo quería mucho, quería vivir con él aún en la mente, y lo iba a hacer. Pero Presente le ayudaría a saber disfrutar de Pasado. Presente era todo lo que ella quería, la ayudaba y secaba sus lágrimas.

domingo, 13 de marzo de 2011

Las nubes también lloran.

Por la mañana. El cielo está gris, gris como ese gato que pasa por la ventana huyendo de la lluvia. Las nubes empiezan a llorar poco a poco, y luego mucho a mucho. Y a la misma vez empieza a llover en su cara. Sus ojos expulsan todo lo que lleva por dentro. En ellos se ve arrepentimiento, dolor. Eso sí, las nubes lloran a parte de porque están tristes, porque siempre hay alguna mala. Como en todos sitios. Sin darse cuenta se hacen unas iniciales en el papel en el que está escribiendo con su lluvia particular. Dos letras. Supone que serán de un nombre compuesto. Qué raro, nunca le gustaron los nombres compuestos (era vaga hasta para decir los nombres, y esos eran largos). Y a la vez de pensar eso, se cuela en su mente una canción, más bien un grupo de música. Y mil gotas caen encima de esas iniciales, pero no se borran. Y mil ideas pasan por su cabeza.  Tiene, más bien necesita recuperar todo eso. Y lo hará, eso está claro. O no tanto... 


Este grupo, fuerte. Pero su grupo. De ellos.


Pd. No tengo ni el ánimo ni el tiempo suficientes para escribir todos los días... pero bueno, ya se pasará.

domingo, 6 de marzo de 2011





Un sueño. Algo inalcanzable, imposible de tener. La música lo era todo. Con ella se desahogaba. Cantaba. No lo hacía perfectamente, pero lo hacía, que es lo importante. Con su voz, no espectacular, pero sí bonita, podía transmitir como la que más. Lo que pasa es que ella no lo sabía, no sabía sacarle partido, nadie le había enseñado a eso… Y por ello, tenía más mérito aún. Siempre había soñado con cantar delante, no de miles, sino de decenas de personas, aunque fuesen diez… Ella quería que fuesen a un local para verla actuar a ella… Y cada vez lo veía más lejos… o más cerca. La cosa iba por días. Según su estado de ánimo. Pero últimamente, se sentía con fuerzas, valor, talento y paciencia suficientes como para intentarlo. No le hacía falta que fuese ya, a corto plazo… esperaría lo que fuese necesario. Pero siempre conseguía lo que quería. Y la música era lo que quería en ese momento

jueves, 3 de marzo de 2011

Sola, pero nunca del todo.

Divagaba sola por los estrechos callejones de su ciudad. Las farolas proyectaban en las aceras su única compañía, su sombra. Se cruzaba con mucha gente, pero nadie la veía. Cuando veía que alguien se acercaba, levantaba la cabeza esperando, no un hola, sino una simple sonrisa, o un movimiento leve de cabeza como señal de saludo. Pero no conseguía ni un roce de brazos, aunque fuese sin intención. Su rostro, pálido y sin maquillar nadie lo había visto jamás, incluso ella se miraba poquísimo al espejo porque se derrumbaba al hacerlo. No sé por qué, le daba mucha importancia al físico, y ella lo tenía, pero no lo aprovechaba. Siempre había soñado con alguien, con alguien que la comprendiese... alguien que no fuese de su sexo, alguien con quien compartir algo más que gustos, alguien a quien aferrarse en todo momento, alguien con quien compartir sus paseos nocturnos. Pero ese alguien al parecer no llegaría nunca, y eso la incitaba aún más a pasear solitaria de noche. Todos los días eran iguales, su vida era monótona, aburrida. Ese día, a las doce en punto, como todos los días se dispuso a salir de su casa, una casa grande y oscura. Una casa que a ella le encantaba. Pero llovía. Llovía y no tenía paraguas… algo le dijo que tenía que salir, aunque se mojase entera y no pudiese salir los días siguientes por estar acatarrada. Ese día tenía que salir. Esta vez su sombra no se reflejaba en las aceras, si no en los charcos… y ella iba mirando insistente que alguien pasara y la saludase, como todos los días. Estaba parada mirando su reflejo en uno de los charcos que se habían formado a causa del chaparrón y pasó un chico. Ese chico. Llevaba libros, se le cayeron justo a su lado. Ella levantó el rostro y se agachó para ayudarle. Vio que llevaba “La piel de la memoria”, su libro favorito. Lo miró, la miró. Todo se le iluminó, en ese momento, lo que había sido oscuro, se había convertido en claro, muy claro. Él vio que estaba mojada y la invitó a meterse bajo su paraguas... Pero… ¿como era posible? Creía que nadie la veía nunca y de repente, alguien hasta le ofreció ir a su lado. A partir de ese día todo fue distinto. Ya dicen que a veces la felicidad depende de una sola persona

martes, 1 de marzo de 2011

Pe(z)

Se llamaba Pe. Nunca se había preguntado el porqué, pero siempre había querido ser un pez. Y no por lo de la memoria, que eso ya lo tenía (a veces se le olvidaba coger el cola-cao del microondas, y eso que lo calentaba sólo tres segundos justos para dejar grumitos). Yo siempre he creído que era por el "glu, glu" tan gracioso que hacen los peces. O por esas burbujas. También le encantaba la idea de vivir debajo del agua, siempre nadando, siempre haciendo piruetas, como a ella le gustaba. Quizás era por la idea de la comida de colores. El caso es que al final decidió no pedirle a su hado madrino que la convirtiera en pez, porque así podría observar durante horas a sus peces; ver sus pompas, imaginarse su glu, glu y mirar como comían esa comida tan dulce para la vista. Los observaba desde las cuatro y tres minutos hasta las seis y cinco, eso sí, tenía post-its, siempre amarillos, que se lo recordaban. Por lo de la memoria, ya sabes.