lunes, 6 de junio de 2011

Nunca antes se habían visto. Quizás sí cruzado, pues eran de la misma ciudad, pero no habían reparado el uno en el otro. Probablemente si el destino los hubiese juntado de otra forma, no habrían terminado así. Pero el deseo de llegar a lo infinito hizo que ambos quisieran conocerse de forma distinta a lo habitual. No hablaron, con la mirada se lo dijeron todo y nada. Todo lo que hacía falta para lo que querían; nada que pudiera considerarse relevante a la hora de hacerlo. Llegaron al sitio, jadeando de haber corrido ansiosos por encontrarse el uno al otro. Sin darse apenas cuenta, estaban en la cama y llenando la bañera. Él recorrió con sus dedos cada ápice de sensualidad que ella desprendía y ella se dejaba hacer mientras llenaba la habitación de ruidos sutiles. Lo que pasó en esa bañera llenándose, sólo esas cuatro paredes pueden saberlo...

5 comentarios:

  1. Y que no salga de esas cuatro parades, eso es lo bonito.
    Que historia tan preciosa.
    Besos

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  2. uis, con lo cotilla que soy ^^
    Pero sí, esas cosas se tienen que quedar ahi.

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  3. Y si precisamente fue tan puro, es por qué nunca salió de esas cuatro paredes. (Cuando hay más personas por en medio es cuando vienen los problemas).

    Muá :)

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  4. Y lo mejor va a ser que quede ahi (:
    Que historia tan linda Gemm !

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  5. ¡Hola! Acabo de ver tu blog gracias al de otra persona y es precioso.
    Escribes bien y me encanta cuando veo alguno como este.
    Te sigo vale ;)

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