jueves, 18 de noviembre de 2010

A veces, sólo a veces.

A veces, sólo a veces le gustaba que lloviese. Era como si esas gotas cayendo de forma agresiva o no tanto de las nubes grises le quitasen un peso de encima; como si fuesen todos sus sentimientos cayendo sobre la ciudad. A veces también le gustaba escuchar música triste. Y a veces, sólo a veces, le gustaba escuchar música triste mientras llovía. Pero eso sí, siempre  sonreía. Aunque estuviese llorando, en sus labios había dibujada una sonrisa. Más o menos grande. Pero siempre. Una vez alguien le dijo una frase que le quedó marcada "Y recuerda: Sonríeme siempre, si no lo haces tú... ¿quién lo va a hacer?" por eso, por esa persona, siempre sonreía. Por mucho que deseara irse como las nubes cuando termina una tormenta. O como el arco-iris cuando el sol se va y sigue lloviendo. Le gustaba sonreír. Y que le sonrieran. Ah, y a veces, sólo a veces, le gustaba simplemente llorar, sin pensar en nada más. Sin sonreír, sin escuchar una y otra vez esa frase en su cabeza, sin tener nada que hacer. Sólo eso, llorar. 

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